martes, 13 de noviembre de 2012

EL ESLABÓN PERDIDO (Saiz de Marco)

Cuando el jefe me trata mal, maltrato a mis subordinados.

Si los que mandan me denigran, denigro a los inferiores.

Así me desquito.

Supongo que los demás hacen lo mismo: reacción en cadena, como fichas de dominó que se empujan unas a otras.

Los domingos insulto al árbitro y me resarzo de mi vejación semanal.

Mi estatus de agredido se compensa con el de agresor. Una equis en la quiniela.

Hasta hoy.

Porque esta mañana, en la fábrica, el candado no abría. De modo que he cogido una cizalla y he apretado con todas mis fuerzas. No podía creerlo: la cadena se ha roto, se ha partido. Así que, mira por dónde, soy más fuerte de lo que creía.

Al ver el eslabón suelto, me he propuesto romper otras cadenas: No tratar mal al que me maltrate. No insultar aunque me insulten. Respetar a quien no me respete.

La pregunta es ¿seré capaz?

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