lunes, 19 de noviembre de 2012

PÁJAROS EN LA CABEZA (Saiz de Marco)

Se dictó una norma, la Ley de Defensa de la Realidad, que dispuso que:

Se prohíben las novelas y relatos.

Se prohíben las películas, las obras de teatro, las series de televisión, los cortometrajes, las radionovelas.

Se prohíben los poemas, los romances, las coplas.

Se prohíben los cuentos infantiles, los guiñoles, los títeres.

Se prohíben los comics, los tebeos, los dibujos animados.

Se prohíben las fábulas, las leyendas, los mitos.

Se prohíbe el humor gráfico, las viñetas, los chistes.

Se prohíben las canciones, los villancicos, las nanas.

Se prohíben metáforas, sugestiones, hipérboles.

Se prohíben evocaciones, ensoñaciones, premoniciones…

En cuestión de artes plásticas, se prohíbe todo lo que no sea copia de objetos y paisajes, sin distorsión ni abstracción. Las esculturas y pinturas (incluidas las rupestres) que no cumplan tales requisitos serán destruidas
."

Se prohibió, en fin, todo asomo de ficción o inventiva.

El objetivo de la ley estaba claro: que nada nos aparte, que nada nos despegue de la realidad.

Pero pronto empezó la avalancha de delirios y de alucinaciones. Se multiplicaron los desórdenes psíquicos. Mucha gente hablaba sola por las calles. Otros andaban cabizbajos, entristecidos y arrastrando los pies, como almas en pena. Como muertos en vida.

Se disparó, también, la cifra de suicidios.

Y es que no había más alternativas que el delirio y la muerte. No había más salidas ni escapatorias. No había otras zonas de refugio o descanso.

Y por el bien de la realidad y de su percepción, para no acabar todos muertos o demenciados, las pocas mentes lúcidas que aún quedaban decidieron derogar la Ley de Defensa de la Realidad.

1 comentario: