Para los turcos, Dios no nos ha impuesto castigo más brutal que el trabajo. Por esa razón, cuando su hijo cumplió 14 años, un viejo turco, buscó al profesor de la comarca para que se ejercitara en la pereza.
El profesor era conocido y respetado, pues en su vida sólo había escogido la senda del menor esfuerzo. El viejo fue a visitarlo y lo encontró en el jardín, tendido sobre cojines, a la sombra de una higuera. Lo observó un poco, antes de hablarle. Estaba quieto como un muerto, con los ojos cerrados, y sólo cuando escuchaba el ¡chas! que anunciaba la caída de un higo maduro a poca distancia, estiraba lánguidamente el brazo para cogerlo, llevárselo a la boca y tragárselo.
“Éste es, sin duda, el profesor que necesita mi hijo”, se dijo. Se acercó y le preguntó si estaba dispuesto enseñarle a su hijo la ciencia de la pereza.
—Hombre —le dijo el profesor con un hilo de voz—, no hables tanto que me canso de escucharte. Si quieres transformar a tu hijo en un auténtico turco, mándamelo y basta.
El viejo llevó a su hijo, con un cojín de plumas debajo del brazo, y le dijo:
—Imita al profesor en todo lo que no hace.
El muchacho, que sentía especial inclinación por esa ciencia, vio que el profesor, cada vez que caía un higo, estiraba el brazo para recogerlo y engullirlo. “¿Por qué esa fatiga de estirar el brazo?”, pensó, y se mantuvo recostado con la boca abierta. Le cayó un higo en la boca y él, lentamente, lo mandó al fondo. Luego volvió a abrir la boca. Cayó otro higo, esta vez un poco más lejos; el discípulo no se movió, sino que dijo, muy despacito:
—¿Por qué tan lejos? ¡Higo, cáeme en la boca!
El profesor, al advertir la sapiencia de su discípulo, le dijo:
—Vuelve a casa, que aquí nada tienes que aprender. Soy yo, más bien, quien debe aprender de ti.
Y el hijo volvió con el padre, que dio gracias al cielo por haberle dado un vástago tan ingenioso.
El profesor era conocido y respetado, pues en su vida sólo había escogido la senda del menor esfuerzo. El viejo fue a visitarlo y lo encontró en el jardín, tendido sobre cojines, a la sombra de una higuera. Lo observó un poco, antes de hablarle. Estaba quieto como un muerto, con los ojos cerrados, y sólo cuando escuchaba el ¡chas! que anunciaba la caída de un higo maduro a poca distancia, estiraba lánguidamente el brazo para cogerlo, llevárselo a la boca y tragárselo.
“Éste es, sin duda, el profesor que necesita mi hijo”, se dijo. Se acercó y le preguntó si estaba dispuesto enseñarle a su hijo la ciencia de la pereza.
—Hombre —le dijo el profesor con un hilo de voz—, no hables tanto que me canso de escucharte. Si quieres transformar a tu hijo en un auténtico turco, mándamelo y basta.
El viejo llevó a su hijo, con un cojín de plumas debajo del brazo, y le dijo:
—Imita al profesor en todo lo que no hace.
El muchacho, que sentía especial inclinación por esa ciencia, vio que el profesor, cada vez que caía un higo, estiraba el brazo para recogerlo y engullirlo. “¿Por qué esa fatiga de estirar el brazo?”, pensó, y se mantuvo recostado con la boca abierta. Le cayó un higo en la boca y él, lentamente, lo mandó al fondo. Luego volvió a abrir la boca. Cayó otro higo, esta vez un poco más lejos; el discípulo no se movió, sino que dijo, muy despacito:
—¿Por qué tan lejos? ¡Higo, cáeme en la boca!
El profesor, al advertir la sapiencia de su discípulo, le dijo:
—Vuelve a casa, que aquí nada tienes que aprender. Soy yo, más bien, quien debe aprender de ti.
Y el hijo volvió con el padre, que dio gracias al cielo por haberle dado un vástago tan ingenioso.
cual fue el propocito del autor
ResponderEliminarsu propocito del sutor
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminarpara que plantea el autor en esta situacion ?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarPara que nos muestre como la pereza afecta toda actividad que queremos realizar
EliminarPara que nos muestre como la pereza afecta toda actividad que queremos realizar
Eliminar¿te parecio bien la actitud de los personajes?
ResponderEliminarno
Eliminarnos dice q debemos ser vagos
ResponderEliminarLee bien
Eliminarno entienodo el motivo de la lectura, pero bueno , nos enseña a ser vagos
ResponderEliminarcual son sus motivaciones implicitas
ResponderEliminarque momentos se ciñen a la realidad
ResponderEliminarque momentos se ciñen a la realidad
ResponderEliminares una buena orientasion
Eliminarqu elementos dl cuento se ciñen a la realidad y q elementos considras poco creible?
ResponderEliminarMe gustan un poco pero es un poco raro
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl padre es responsable de la flojera
EliminarTiene el futuro
ResponderEliminarestructura de incógnita,
forma de equis.
(RAFAEL BALDAYA)
¿que elementos del cuento se ciñen a la realidad y que elementos consideras poco creibles?
ResponderEliminarQue opinas acerca de la actitud de los personajes
ResponderEliminarQue opinas acerca de la actitud de los personajes
ResponderEliminar¿que elementos son reales y cuales no?
ResponderEliminarPregunta ¿ Que elementos del cuento se ciñen a la realidad y otra pregunta? ¿ Que elementos consideran poco creibles? y Porque?
ResponderEliminarQué beneficios le trae esta actitud al padre
ResponderEliminarque veneficios le trae esta actitud el padre ,el hijo y el profesor
ResponderEliminarMi patria son mis zapatos
ResponderEliminarque van adonde yo digo;
y no el suelo en que nací,
que no pude yo elegirlo.
(DANIEL HORMEÑO)
Calvino hace uso muy bien de la ironía,resalta el valor del esfuerzo.
ResponderEliminarCalvino hace uso muy bien de la ironía,resalta el valor del esfuerzo.
ResponderEliminarde que trata la lectura
ResponderEliminarCuáles son las motivaciones a tienen los personajes para actuar de esa forma
ResponderEliminarDa a entender Que los Mayores no son perfectos que ellos También Pueden Aprender de Nosotros los Jovenes
ResponderEliminar¿Que elementos del cuentobse ciñen de la realidad y que elementos son poco creibles ?
ResponderEliminarhagan resume por fa es para mi tarea
ResponderEliminarSi
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